
María Palop
Pilar Vivó fue mi compañera en la primera experiencia en un instituto de secundaria en la especialidad de orientación educativa. En este momento en el que pasé del libro a la realidad, con ella aprendí que la orientación educativa ha de ser una orientación a la vida, a la conciencia, al presente. La casualidad o el destino nos reunió de nuevo años más tarde y tras mi propia evolución personal y profesional constaté que la linea había de seguir siendo la misma, el ser humano en primer línea, antes que alumno o alumna, antes que profesor o profesora, madre o padre, siempre antes persona. Este pensamiento es innovador, es distinto y disruptivo, en un mundo en el que siempre lo humanístico es lo prioritario. Pionera en la inclusión y en la orientación, agradezco a Pilar cada una de sus enseñanzas.